En primer lugar, hay se asegurarse que se ha comprendido el problema, ya que no es posible definirlo adecuadamente si no se entiende la redacción del mismo y los conceptos claves que aparecen en él. Cada miembro del grupo preguntará a sus compañeros aquello que no entiende, de manera que todos participan igualmente en el proceso de resolución del problema. Una vez aclarados posibles conceptos se pasará al siguiente paso.

Se analizará la situación descrita para determinar el problema y definirlo con alguna frase o pregunta. 

A continuación el grupo compartirá sus conocimientos previos y su experiencia en relación al problema en cuestión. Esta fase es importante, ya que ayudará al grupo a determinar lo que sabe y lo que puede hacer, estableciendo de este modo lo que necesita saber y aprender para resolver con éxito el problema. En esta fase, los miembros del grupo tienen la oportunidad de compartir su conocimiento y experiencia y en consecuencia, de aprender de los demás.

Se establecerán relaciones entre los conocimientos previos mediante el uso de diagramas, mapas conceptuales u otro tipo de estrategia.